PROFECIAS DEL SIGLO XXI.

Las Profecias no son necesariamente hechos que se van a cumplir, no son algo predestinado y que no puede cambiarse. Si las profecias son buenas, debemos hacer todo lo posible para que se cumplan y si son malas debemos hacer todo lo posible para que no se cumplan. Siempre esta en las manos de la Humanidad el destino de todos y en nuestras manos el de cada uno de nosotros. Dios nos deja el libre albedrio y nostros mismos hacemos nuestro destino, nadie puede decidir por nosotros. Las profecias solo pueden influenciar estas decisiones para bien o para mal, pero no pueden decidir por nosotros. Por lo tanto disfruten de este Blog de Las Profecias del Siglo XXI, pero siempre tengan esto presente, usted decide su destino, el camino a seguir.

EL FRIO Y EL HIELO AVANZAN.

"EL FRIO Y EL HIELO AVANZA EN LA TIERRA, PERO TAMBIEN EN LAS MENTES Y CORAZONES DE LOS HUMANOS. DIOS LE HA DADO UN FUEGO INEXTINGIBLE PERO EL HOMBRE TIENE MIEDO DE USARLO. CADA VEZ MAS ESTA RODEADO DE FRIO E HIELO, NO ES EL QUE ESTA FUERA, ES EL FRIO Y HIELO QUE ESTA DENTRO DEL CORAZON Y LAS MENTES DEL HOMBRE. ALGUIEN ENTIENDE, PERO FALTA TIEMPO PARA QUE TODOS ENTIENDAN".

PIEDRA FUNDAMENTAL.

LA PIEDRA QUE LOS CONSTRUCTORES ARQUITECTOS DESECHARON VA A SER LA BASE Y VERTICE DE TODA LA CONSTRUCCIÓN. ESTO ES ALGO MARAVILLOSO....!!.

2019

A PARTIR DEL SEGUNDO SEMESTRE, JULIO 2019, COMIENZA PARA LA HUMANIDAD UN TIEMPO DE OSCURIDAD CADA VEZ MAS PROFUNDA HASTA EL 2040. LAS FUERZAS OSCURAS DEL ANTICRISTO, DRAGON ROJO, COMENZARAN A LEVANTARSE DESDE EL ORIENTE HASTA DOMINAR TODO EL PLANETA TIERRA Y LA HUMANIDAD.- DESPUES 2040 CUANDO SEA DERROTADO COMENZARAN 1000 AÑOS DE LUZ Y DE PAZ PARA TODA LA HUMANIDAD.

martes, 23 de octubre de 2012

DIFERENCIA ENTRE: PROFECIA, CLARIVIDENCIA, MENTALISMO.

DIFERENCIAS ENTRE: PROFECIA, CLARIVIDENCIA, MENTALISMO. Primero debemos distinguir entre estos tres conceptos para entender un poco el tema de las Profecías. 1-Profecías. Hay dos acepciones en el Diccionario Español. A- Predicción o anuncio de un hecho futuro que proclama una persona, especialmente un profeta por inspiración divina. B- Predicción que hace una persona sobre un hecho futuro a partir de ciertos indicios o por intuición Profecía es un concepto que procede del latín prophetīa, aunque su origen más remoto se encuentra en la lengua griega. Se trata del don sobrenatural que permite conocer cosas distantes o futuras por inspiración de Dios. El término también se utiliza para nombrar a las predicciones hechas en virtud de este don. Las religiones monoteístas como el cristianismo, el judaísmo o el islam consideran que las profecías son indicadores de los designios de Dios. Los profetas, en este sentido, son mensajeros. En la Parasicología, los parapsicólogos y aquellos que se jactan de tener poderes adivinatorios también suelen definirse como profetas. 2-Clarividencia. Hay dos acepciones en el Diccionario Español. A- Facultad paranormal de adivinar el futuro o ver cosas que otras personas no pueden ver con medios normales. B- Claridad (lucidez mental). En la parasicología, la Clarividencia es: Es la capacidad para percibir o visualizar objetos y acontecimientos fuera del alcance de la visión normal. Es una capacidad para comprender claramente las cosas, donde prever y percibir sucesos que a otros parecen inadvertidos. (Definición por generalización). 3-Mentalismo. Según una de las acepciones de la Real Academia Española, el Mentalismo es la "teoría filosófica que no tiene en cuenta las experiencias objetivas y trata de resolver los problemas exclusivamente mediante procesos naturales”. Según la Parapsicología, algunos de los Principios del Metalismo dicen: "EL Todo es  Mente; el Universo es mental". "Estoy en este Universo para Aprender, para Ser Feliz y para Dar lo mejor de mí a los demás, esa es mi misión. Todos estamos en Amor con Dios". PROFECIAS. Una profecía (del latín prophetīa, y este del griego προφητεία, o quizá del griego φαινος, aparición) es, en la primera acepción del Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española, un «don sobrenatural que consiste en conocer por inspiración divina las cosas distantes o futuras». Podría considerarse la existencia de diferencias entre los términos profecía y predicción. El Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española no marca límites tan precisos en el sentido de la palabra predicción, al señalar que predecir significa «anunciar por revelación, ciencia o conjetura algo que ha de suceder». Por lo tanto, la predicción puede involucrar un don sobrenatural, un proceso lógico-racional, o un juicio más o menos subjetivo basado en indicios u observaciones. Por el contrario, la mayoría de las acepciones del citado diccionario referidas a la palabra profecía señalan que se trataría de un «don sobrenatural», es decir, que sería «inspirada por Dios». Así, se sitúa a las profecías mayormente en el ámbito de la fe, sin ligarlas necesariamente a un razonamiento en la previsión del resultado predicho. En grados diversos y formas variables, las religiones de la antigüedad hicieron referencia a hombres «inspirados» que afirmaban hablar en nombre de su dios. Pero en las grandes religiones monoteístas (judaísmo, cristianismo, islam), las manifestaciones extraordinarias nunca constituyen lo esencial en los profetas, que se distinguen claramente de otros exaltados o simuladores por tener simplemente carácter de mensajeros. Las profecías eran, pues, consideradas simples indicadores del designio de Dios. Hasta la fecha, más allá de las evidencias científicas que puedan o no resultar suficientes para unos u otros, muchos seguidores de estas grandes religiones históricas afirman que, en buena medida, las profecías de sus libros sagrados se han cumplido. Las profecías en Israel y en el cristianismo primitivo. En la tierra de Israel, los profetas se diferenciaban de los existentes en otros pueblos, por tener los siguientes rasgos: 1) Eran considerados como hombres llamados por Dios, y varios de ellos narraron con claridad su vocación, e inclusive su reticencia inicial a seguir el llamado. Por lo tanto, se los estimaba como hombres que tenían una «experiencia de Dios»: hablaban a partir de lo que vivieron ellos. 2) Eran hombres de palabra. No se dedicaban a «adivinar». Interpretaban la historia «desde la perspectiva de Dios», y así señalaban las exigencias de Dios, tanto al pueblo como a los gobernantes y sacerdotes, para llevarlos por la senda del arrepentimiento y del amor. 3) Eran profundamente religiosos: sus palabras eran en todo coherentes con sus obras. 4) Eran intercesores por el pueblo delante de Dios. Por eso, una de las tres partes de la Biblia hebrea es llamada «nebi'im» (= profetas). Siendo estos el carácter y la función de los profetas, no es de extrañar que la Biblia ponga a Moisés a la cabeza del linaje de los profetas, pues conoció al Señor Dios «cara a cara» (Deuteronomio 34, 10). Son ejemplos memorables de profetismo los Profetas Elías y Eliseo, y los Profetas «canónicos» Isaías, Jeremías, Ezequiel, Daniel, Amós, Oseas, Miqueas, Sofonías, Nahúm, Habacuc, Ageo, Zacarías, Malaquías, Abdías, Joel, etc. La comunidad cristiana primitiva reconoció que en ella se manifestaba nuevamente la inspiración profética, como señala explícitamente Pablo de Tarso: «El que profetiza habla a los hombres para edificarlos, exhortarlos y reconfortarlos... El que profetiza edifica a la comunidad» (I Corintios 14, 3-4). La supervivencia de las profecías en el tiempo: la profecía de María La característica común de las profecías que sobreviven al paso del tiempo es que han sido determinadas como tales después de que ocurrieron los hechos. Por ejemplo, el Nuevo Testamento incluye una Perícopa en la que Jesús Cristo señalaba que el Templo de Jerusalén sería destruido (Mateo 24, 1-2) lo que, efectivamente, sucedió en el año 70 d.C. a manos de las legiones romanas comandadas por Tito. Un ejemplo que los cristianos consideran extraordinario es la llamada «profecía de María», madre de Jesús. Ain-Karim, una pequeña ciudad situada siete kilómetros al oeste de Jerusalén, en la montaña de Judea, fue escenario de este vaticinio en los albores mismos de la era cristiana. Allí vivía Isabel con su esposo Zacarías, cuando María fue a visitarla. Luego del saludo inicial, María realiza un cántico de alabanza a Dios, el Magnificat. En el momento culminante del Magnificat, María profetiza: «Todas las generaciones me llamarán bienaventurada». Lucas: 1, 48. Dice el escritor Giuseppe Ricciotti: «¿Cabría imaginar profecía más inverosímil que ésta?.. Una muchacha de quince años escasos, desprovista de bienes de fortuna y de toda posición social, desconocida a sus compatriotas y habitante de una aldea no menos desconocida, proclamaba confiadamente que la llamarían bienaventurada todas las generaciones. ¡Fácil parecía encontrar la palabra a aquella muchacha profetizante con la certeza absoluta de verla desmentir antes de la primera generación! Hoy han pasado veinte siglos y puede hacerse el cotejo entre la predicción y la realidad. Ahora puede ver la historia sin trabajo si María previó con justeza y si la humanidad hoy la exalta más que a Herodes el Grande, entonces árbitro de Palestina, y que a Cayo Julio César Octavio Augusto, entonces árbitro del mundo.» A lo largo de la historia, los hombres han mencionado y comentado numerosas profecías, muchas de ellas oscuras y difíciles de desentrañar. El cumplimiento de la profecía de María, madre de Jesús, resulta evidente y constante para los cristianos después de tantos siglos, como también clara y concreta su formulación. Artes adivinatorias y leyendas urbanas. El término profeta se aplica in sensu stricto en el ámbito de la fe y se refiere, como se señaló anteriormente, al que transmite la palabra de Dios. En un sentido más laxo, se puede considerar una profecía a un «juicio o conjetura que se forma de algo por las señales que se observan en ello» (quinta acepción del Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española). Se trataría de una afirmación Clarividencia, sobre el futuro, en general; a veces consideradas como un viaje no físico a través del tiempo. Este otro tipo de llamadas profecías pueden tener como marco la Parasícologia o las artes adivinatorias, como es el caso de las Centurias de Nostradamus. Se trata de supuestas indicaciones de hechos futuros que según los escépticos están escritas con un lenguaje ambivalente y, por tanto, podrían referirse a casi cualquier evento que se pueda hacer coincidir con el hecho profetizado. Quizá debido a la oscuridad de sus cuartetas proféticas, éstas han perdurado por siglos y han sido a menudo interpretadas de forma distinta por diferentes estudiosos a lo largo de los años. Muchos libros han sido escritos basándose en estas varias interpretaciones, a pesar de que las diversas «lecturas» de su material han variado de una publicación a otra. Lo mismo sucede con ciertas profecías tradicionales en las grandes religiones monoteístas, cuando son interpretadas fuera de contexto, como la «Profecías de los Papas» de San Malaquías, o las profecías Apocalipsis, que tienen como tema principal el fin del mundo o Armagedón.

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